El papa León XIV inicia su pontificado con un llamado global a la paz

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Con un mensaje claro y contundente, el papa León XIV inició su pontificado este 8 de mayo desde el balcón central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, tras su elección durante el segundo día del cónclave. Frente a una Plaza de San Pedro completamente llena, el nuevo pontífice, nacido como Robert Francis Prevost y de origen estadounidense-peruano, dirigió sus primeras palabras al mundo, centradas en un llamado a la paz, la reconciliación y la fraternidad universal. “La paz sea con todos ustedes”, pronunció con firmeza, marcando desde el inicio el tono pastoral de su papado.

León XIV subrayó la necesidad urgente de tender puentes en tiempos de división, y animó a los pueblos del mundo a dejar de lado los miedos y las diferencias para caminar unidos hacia un futuro de justicia social. “Dios nos ama a todos, sin excepción. Debemos convertir ese amor en acciones concretas de solidaridad”, declaró ante miles de fieles y representantes eclesiásticos.

El papa también tuvo palabras de profundo respeto y afecto hacia su predecesor, el papa emérito Francisco, destacando su legado de humildad, cercanía con los marginados y lucha por el cuidado de la Casa Común. En un emotivo momento, se dirigió en español a su antigua diócesis de Chiclayo, Perú, diciendo: “A mi querida diócesis de Chiclayo, que vive siempre en mi corazón, les envío mi bendición y mi gratitud eterna”.

A sus 69 años, León XIV se convierte en el primer papa norteamericano y peruano de la historia. Su elección, vista como un giro significativo en la diplomacia vaticana, se interpreta como una apuesta por la experiencia misionera, la sencillez y la apertura al diálogo entre culturas. Su trayectoria previa en América Latina, donde vivió por más de una década, marcó su compromiso con las causas sociales, la justicia indígena y la opción preferencial por los pobres.

El mensaje inaugural de León XIV se da en un contexto internacional tenso, con conflictos armados activos, crisis migratorias y divisiones sociales profundas. Su llamado a la paz no fue solo espiritual, sino también político, señalando que la Iglesia tiene un papel activo en fomentar la convivencia y el respeto entre naciones. Su pontificado, que arranca con esperanza y simbolismo, podría marcar una nueva etapa para el catolicismo global.

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